"No seré yo la que le quite los garbanzos a tus hermanos", aseveró la anciana mientras se lavaba las manos en la palangana. Angelina dejó de temblar, se echó abajo de la cama y se compuso las enaguas y la falda. " Dios se lo pague señora Unciana, Dios se lo pague". Al salir de la habitación, la sonrisa forzada a su tia confirmaba la buena nueva, participaría del "Peazo Barco". Así se conocía a la…