"No seré yo la que le quite los garbanzos a tus hermanos", aseveró la anciana mientras se lavaba las manos en la palangana. Angelina dejó de temblar, se echó abajo de la cama y se compuso las enaguas y la falda. " Dios se lo pague señora Unciana, Dios se lo pague". Al salir de la habitación, la sonrisa forzada a su tia confirmaba la buena nueva, participaría del "Peazo Barco". Así se conocía a la finca que la congregación de las Ursulinas había dejado en usufructo a las mozas casaderas del pueblo que superasen el examen de aquella Celestina. No eran muchas las zagalas que podían casar con primogénitos que disfrutasen del derecho de cultivar tierras en régimen de señorio, así que formar parte de las elegidas, de las que superaban tan sui géneris exploración ginecológica, procuraba al menos unas fanegas de garbanzos que aunque allí regados, se vendian luego en el mercado como los mejores cultivados en Valseca y daban para subsistir en la campaña.
La orfandad le había "arreglado el himen" por un momento a Angelina y a la vista de sus vecinos volvía a ser pura, entrando de lleno en situación de merecer.
Los Directores de Andalucía estaremos desde el 1 de octubre en ese "estado de merecer", porque nos han concedido el privilegio de comunicar y administrar las bajas, licencias y permisos de los Maestros, para su sustitución. O lo que es lo mismo, nos venden la moto que nos habían robado. Según ley, siempre ha sido obligación de la administración atender la sustitución de las bajas, pero la gestión administrativa de las mismas había degenerado en tal medida que por la tardanza, las coyunturas económicas y la falta de control de las asesorías médicas, en dos décadas, los/as Directores/as nos hemos dedicado a tapar los agujeros de las ausencias con dosis proporcionadas de ingenio y desesperación. Así que la pretensión de volver a la normalidad, nos la quieren disfrazar ahora de concesión imaginativa y valiente atusando la enagua a los Directores/as en pro de su autonomía. Pues siento decir que si bien el sistema puede ser positivo, no es suficientemente atrevido, me chirría, me produce grima la fórmula en cuestión. Se nos concede a cada Centro un cómputo horario inicial para ir descontando las ausencias. El mismo, se supone que ha sido ideado y fijado en virtud de rigurosos estudios seudo científicos sobre sexo, edad fertil y vientos del norte que soplen trayendo gripes. Y nos dicen que no nos angustiemos, que si agotamos dichas horas podemos pedir una propina debidamente justificada. Pues no es difícil deducir que para dicho viaje "no necesitábamos alforjas". No pongan límite de horas oiga...que haciéndolo propugnan la sensación de que lo que se pretende es una actitud coercitiva de los Directores/as hacia los compañeros/as para que si se ponen enfermos no sea por demasiado tiempo, propicia que evalúen las sensaciones y la sintomatología en función del enfermo, casi como hacía Doña Unciana, e insinúen a los docentes "maleados" que consideren su vuelta al centro aunque sea convalecientes, no vayan a contribuir al agotamiento de las horas concedidas. Me huele que los que administran los recursos humanos sospechan que algunos docentes se suben la temperatura a propósito, se producen hernias discales a voluntad o se sugestionan en exceso con procesos depresivos, porque lo de pensar que las maestras preñan cuando quieren está "demodé" por aquello de la igualdad y la coeducación.
Las bajas las dan los médicos y por tanto lo que diga la Celestina de turno "debe ir a misa". Y tomando esto como una certeza epistemológicamente verdadera, digo yo, ¿no sería cuestión de apostar por una potente plantilla de asesores médicos?. ¿No sería preferible descontar provisionalmente algún complemento específico a los que faltásemos al trabajo, hasta que demostrásemos y justificásemos la ausencia ante dicha asesoría?. Esto ya se hace en otros paises y ¡ vive Dios, que funciona...!. Pues no, aquí siempre hemos sido mucho de Celestinas, de estados de merecer y de garbanzos. No es baladí la definición que de los españoles hacían los generales franceses de Napoleón: "esos tipos bajitos que comen unas bolitas llamadas garbanzos, duermen después la siesta y seducen a nuestras mujeres..." Este sistema puede tener el mismo futuro que la finca del "peazo barco", que no se ha vuelto a sembrar desde los años 50, no se muy bien si por falta de mocitas puras o de Celestinas. No seré yo ninguna Doña Unciana.
¡Enhorabuena, Juan Carlos!
Como siempre, magnífico.
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