El jubileo de los cerezos

[Juan Carlos Rico Leonor]

Cada amanecer del mes de junio era recibido por los disparos de escopeta del Tio Pepe Sordo. Cargado de cartuchos esperaba los primeros rayos del sol que venian acompañados de las primeras bandadas de pájaros que surcaban aquel valle plagado de árboles frutales. Las bandadas aterrizaban sobre sus cerezos atraidos por los primeros reflejos rojizos de las guindas. Pero el Tio Pepe no estaba dispuesto a que cucujadas, mirlos, avefrias o gurriatos impidiesen que el "Vadillo" se convirtiese en una manta de drupas de rojo intenso , que fuesen picoteadas y que los lugareños no pudiesen disfrutar de aquel manjar veraniego. No se habían disipado las ondas de un disparo cuando atronaba de nuevo su escopeta de un cañón. Era toda una obsesión que a sus 90 años causaba desesperación en su familia y en sus convecinos. Su sordera venía de la cincuentena, pero ya casi no veia el surco de la vereda que conducía a las huertas. Así que cuando volvía a casa con dos cestas, una de cerezas pintonas y otra con las victimas de sus tiros, mas de una vez habia llegado descalabrado por alguna caida. Además, ya no era selectivo en sus disparos y entre las desafortunadas aves había especies que no solian tener en su dieta las cerezas, pues disparaba sin distinguir las especies que cruzaban su finca. Sordo y medio ciego sería capaz de disparar a cualquiera. Así que su hija le puso de criado y tutor a Fermin, un chico espabilado que venía al pueblo a pasar el verano desde Madrid y estudiante de una cosa rara llamada agronomía. Le cargaba la escopeta y le decia con señas hacia donde apuntar y cuando disparar. Era un experto en aves, en árboles y muy a su pesar acabaría siéndolo en guisos de pajaritos. En su afán de tutorizar a aquel anciano no dejaba de hablarle e indicarle el paso de las bandadas. Al final de cada jornada, cuando el sol agachaba por Carrascal , recogía unas cuantas guindas de cada variedad de cerezos y le explicaba con todo lujo de detalles, sin que el pobre viejo pudiera oirle y quisiera entenderle: " Esta es la guinda de cola larga que tiene los rabitos largos y las cerezas suelen ser mas pequeñas. Esta otra es la Burlat. Mire esta es la Lamber y esta tan roja la Ambrunés, es muy sabrosa..." El Tio Pepe jamás había sospechado que hubiese tanta variedad y tipos de guindas, sencillamente no le había importado nunca. Siempre las había dividido en las de comer gordas y lustrosas y las de echar a las mulas...Desde que se jubiló de sembrar, de trillar y aventar, durante más de 40 años había sido cuidador de cerezos y asustador de aves....

En el momento que la edad de jubilación y las pensiones atraviesan el imaginario común, tratamos los docentes de ver el futuro por una ventana y como podrá cualquier supermaestro/a "guardar" 25 mocosos de 5 primaveras a los 67 años" y en su inestimable afán por cambiar algunas cosas que no parecen funcionar en nuestro sistema educativo, entre ellas la formación inicial y la permanente, el Consejero de Educación de Andalucía ha anunciado algunas iniciativas que habrá que seguir con curiosidad y animosidad. Ha dicho que se nombrarán Profesores que hagan de Tutores "de apoyo" a maestros que lo necesiten. No faltan intenciones de calado en dicho plan si convenimos en la dificultad que parece existir en una evaluación externa de las prácticas en las aulas, pues se crean agencias que siguen evaluando mas el continente que el contenido. Si hay maestros a los que les hace falta un tutor/a como al Tio Pepe Sordo es posible que tengan una "sordera pedagógica" más profunda que la de aquel anciano y por tanto dará lo mismo la calidad del tutor, su formación y su empeño.

Si lo que se pretende es llevar a los asesores a los Centros y que realizen la labor de divulgar saberes nuevos en las aulas a los maestros más inmovilistas estaremos perdiendo tiempo y dinero.. Y si lo hiciesen a los recien llegados, triste fruto se está esperando de los 3 o 4 años de una carrera de magisterio con pésima formación .¿Quien seleccionará a dichos tutores?. ¿qué perfil deberán tener, el de expertos en didáctica, de ángeles custodios o de animadores a la innovación. ¿Quien designará a los que precisen guias o tutores?. La formación permanente requiere una evaluación reflexiva del punto de partida como el Tio Pepe hubiese necesitado una lección sobre tipos de guindas.

Esa evalución inicial de buenas o malas prácticas, o la hace la Inspección o se le dan atributos jurídicos y legales a los Directores para hacerla, siempre que estos estén preparados. Sin evaluación de necesidades no habrá tutorización viable y si la hubiese será "gastar pólvora en gurriatos". Ahora bien, a lo mejor habría que pensar en un Coordinador Pedagógico en cada Centro con autoridad para evaluar y dirigir líneas de innovación. Y si así fuese, no sería lógico que se buscase un perfil adecuado para el Director, que se renovase primero la función directiva. Directores/as preparados, con liderazgo y autoridad y tal como apunta la LEA, dejemos la tutorización para algunos/as maestros que a los 60 años distinguen aún la especie de cada pajarillo y quieran seguir yendo a cuidar cerezos. Maestros voluntarios, que se hayan distinguido por sus buenas prácticas, que puedan aconsejar a otros compañeros más inexpertos sobre el efecto indigesto de las guindas sin madurar. Y que lo pudiesen hacer desde los 60 años en adelante, unas horas de su jubileo, el que se han ganado después de educar y enseñar más de 35 años. Enseñar, pero ayudando a otros docentes, porque ser maestros lo serán toda la vida, mientras vivan. De maestros, hay muchos que no nos jubilaremos nunca, pues la vocación de enseñar no deja de florecer cada primavera, como los cerezos.