Red social docente para una educación del siglo XXI

Pescadillas de rosca

¡ El Chicharrerooooooo...!. La voz estridente del alguacil iba tronando calle abajo intercalada con el pitido agudo de su corneta, mientras de cada portal salian a paso ligero las mujeres del barrio. En unos instantes todas rodeaban los portones de aquella furgoneta DKV tan destartalada por fuera como deslumbrante por dentro. Dificilmente se puede imaginar como un espacio tan reducido, aparecia a la vista como un gran hipermercado. Forrado el interior de estanterias, estaba cuajada de productos, de alimentación, de ferretería, de drogueria, bricolaje y carpintería. Y en el centro de aquel escenario multicolor, Higinio "el chicharrero", encorvado por su corpulencia, como metido en la cueva del tesoro de Alibaba, había colocado ya la romana para el peso y rastrillaba con las manos la fina capa de hielos que entre algas y ovas mantenían el brillo de los pescados que llenaban los dos cajones que hacian de expositor. "Siempre traes el mismo pescao...gañán" le gritó la Sra. Faustina. "Que no mujer, que este es fresco, me lo han traido en la Rápida de Aranda el lunes pasado". "Sino te digo eso, so cafre, lo que te digo es que nos dejas lo peor. Has pasado ya por Turégano, Veganzones, Muñoveros, El Guijar, Valdevacas, El Cubillo, Sotosalbos y la Cuesta. Y lo que no quieren nos lo traes aquí". "Ande, Ande, me va a decir que estos chicharros no están frescos .Y mire Usted que sardinas; y estas pescadillas de rosca, están listas para el perol con aceite...". Nunca hubo suficiente pescado para todas y las más tardias siempre volvian refunfuñando a sus casas.Pocas cosas ms se compraban, unas roscas de cera para los candiles, unas botellas de aceite de girasol mezclado con un poco de oliva, alguna legumbre si la cosecha del año había ido mal. Todos los demás artículos seguian donde siempre viajaban.

En aquellas aldeas, en donde las huertas daban las mejores verduras y frutas que uno pudiese imaginar, donde las matanzas suministraban de embutidos y pinreles para todo el año, las hogazas de pan eran cocidas con el trigo aventado en sus eras, las vacas se ordeñaban al calor del hogar pues las cuadras no tenían linde con las lumbres y sus morillos en las cocinas, el pescado era el único alimento que había que adquirir. Pero el viaje desde el Cantábrico era arduo y largo.Eran los chicharros y las sardinas los primeros en terminarse por ser más baratos y durante mucho tiempo me quedé con las ganas de que mi abuela Gregoria comprase aquellos peces enroscados. Tardé bastantes años en descubrir que tan intrigantes merluzitas no habían nacido y vivido con la cola en la boca, tal como las traia Higinio... Confieso que incluso ahora inconscientemente, es la sección de pescadería la que me deja absorto en un cualquier hipermercado.

Como aquella furgoneta que apilaba docenas de productos surtidos que pasaban desapercibidos para la gran mayoría por innecesarios o prescindibles y repartía unos cuantos kilos de pescado, las Consejerías de Educación ponen en exposición, a la vista del Profesorado y sus Centros docenas de Planes y Programas que puedan complementar, sustentar, afianzar la dieta de los centros y el profesorado, engordando cada Proyecto Educativo . Así tenemos bajo el posible resguardo del toldo de los Planes de calidad o mejora un puesto de ultramarinos repleto, ¿Oiga, mire lo que traigo hoy..., le puedo ofrecer un plan de familia, uno TIC o escuela 2.0, un Escuelas de Paz, Proyectos lectores, ecoescuelas, bilingüísmo, Igualdad, escuelas deportivas, coeducación, cultura, educación ambiental, vida saludable, rutas educativas, Comenius, salud laboral y hasta uno llamado Lujita y los calicertis . Y la oferta de la década, traido directamente de Madrid, el mas fresco, el mejor pescado, el COMBAS para el desarrollo curricular por competencias..!.

Tan aturdidos andamos ante tanto donde elegir, tan poco resultado parece dar su uso que solemos decir sin esgrimir muchos argumentos que "esto es como la pescadilla que se muerde la cola...", perdemos el norte de nuestra dieta y acabamos por despeñarnos en la comida basura del libro de texto en formato papel o digital. No es extraño que eclosionen alrededor de tanto Plan, docenas de cursos de formación medicinales que tratan de enseñar a digerirlos. ¡cuánto dinero despilfarrado en tratamientos de pura estética!. Pero no parece procupar a nadie, puesto que no siempre adquiere uno todo lo que ofrece el mercado. Más bien se deja al buen criterio y la autonomía de los centros, encomendando a la sabiduría de sus profesionales la elección para adquirir solo aquello necesario para un mejor funcionamiento pues todos ellos juntos podrían ser causa de una buena indigestión, un buen galimatias.

Es preciso reconsiderar la rentabilidad de este puesto ambulante con tantos víveres. Si buscamos lo esencial, la educación de nuestros alumnos/as como personas y ciudadanos integros, pertrecharlos con un buen número de conocimientos, destrezas y actitudes, creo que tendríamos que reducir tanta oferta y centrarnos en un buen pescado. No todo está vendido. Vamos a volcar esfuerzos, presupuesto y recursos personales en los tres frentes que parecen fiables, las lenguas, las TIC y el desarrollo curricular por competencias básicas. Pongamos todo lo demás, incluida la formación del Profesorado, sus modelos y sus recursos al servicio de esta trilogía, que lo demás vendrá mordido como las colas de aquellas pescadillas de rosca