Para abrir boca con la nueva ortografía

[Juan Cruzado Romero]

El próximo 28 de noviembre se aprobará en Guadalajara, México, los ... De ahí que con este relato vayamos abriendo boca.

"Una tarde de otoño en la que solo el silbido del viento deambulaba por
la ciudad maldita, el exministro de Catar había llegado para visitar al
exmarido de su hermana. La visita estaba programada de antemano porque
aquel truhan enviaba cartas amenazadoras a su exmujer. El exministro
llegó procedente de Irak en un avión privado con la intención de no
saltarse ni una sola coma del guion establecido, a saber: dejarle claro
al truhan que con su hermana no se jugaba. En la sala "ye" del edificio
más alto de la ciudad, la cita estaba prevista para las 20:00 horas.
Este llegó con cinco minutos de antelación pero el truhan no aparecía.
No había cuórum para una advertencia de tal calibre, por lo tanto. Al
cabo de cuarenta y cinco minutos un rostro conocido para el exministro
hacía acto de presencia en la sala. Era el exdirector de la guardia de
seguridad de Irak. Ambos se acercaron a la ventana en actitud de
diálogo y con el interés, por parte del exministro, de saber qué
ocurría y por qué no se presentaba nadie a la cita. Al cabo de media
hora, en la ciudad maldita, se escuchaba no solo el silbido del viento,
sino también el de múltiples sirenas de ambulancias y coches de
policías. El exministro yacía en la acera del edificio. El guion de la
película no fue el que pretendieron escribir. Nadie ha vuelto a saber
del truhan. Aquella noche misteriosa el cuásar pareció acercarse hasta
cegar a todos los ciudadanos que salieron a la calle al ruido
ensordecedor.
Solo Atenea, diosa de la sabiduría, sabía el por qué de aquella
ausencia dolorosa y sin explicación. El dolor del exministro había
desparecido para siempre. El cuásar se llevó la luz de aquel nuevo ser
que desaparecía. Así se iba formando la leyenda lumínica del astro."

Autores del relato: Maestra y maestro de lengua.

ACTIVIDAD: Lee el artículo enlazado y encuentra palabras en este relato que van a
variar en su escritura con la nueva ortografía que aprobarán las 22
Academias de la Lengua Española próximamente. Envía un comentario con
las palabras que hayas encontrado.

[Juan Cruzado Romero]

Las "reformas" tienen más un sentido de mercado que de actualización lingüística. Viviremos reformas de este tipo cada cierto tiempo, la pela es la pela.

[Occam]

Sabía que la RAE prefería el guion al guión, pero no tenía ni idea de que le pudiera pasar lo mismo al truhan. Pero bueno, analizándolo objetivamente, tiene sentido. Otra cosa es que a las "viejas generaciones" nos suene raro. (Bueno, de hecho, la palabra suena igual; lo raro es que le quiten la tilde ahora).
Con respecto al adverbio solo, diré que no veo la necesidad de quitar una tilde que cumplía una función diferenciadora tan clara. Sin embargo, los alumnos supongo que lo agradecerán.
También parece que una letra tan extraña al castellano como la "k" parece que se está imponiendo sobre la castiza "q". Para que después digan que los académicos son conservadores.
Con respecto a las "reformas" ortográficas (en este caso "remiendos") tengo una opinión clara: hay que decidirse entre mantener el estándar o reflejar la fonética. En un territorio tan vasto como el hispanohablante es imposible que la ortografía coincida con la fonética (pues son muy grandes las diferencias entre los dialectos a la hora de pronunciar), por lo tanto creo que lo más sensato es mantener el estándar.
Por otra parte, antes de la creación de la RAE sólo había habido una reforma, la de Alfonso X. Desde que nació la RAE, tuvimos la segunda gran reforma y todas sus apostillas. La segunda gran reforma estuvo bien, pero se entiende que debió de ser insuficiente cuando cada poco tiempo andan quitando tildes. Mis alumnos todavía escriben fué, vió y dió, y eso que aún no habían nacido cuando les quitaron la tilde a esos monosílabos. En resumen: reformas, las mínimas; pero, cuando se hagan, que se hagan bien.
Con respecto al uso de la nueva ortografía, escandalícese quien quiera, pero no lo voy a incorporar a mis costumbres. Así le daré un toque arcaico a mi estilo.