La sorpresa se la llevó un sacerdote mientras realizaba el rito de renovación del bautismo.
El sacerdote estaba metido en el río Jordán y el agua le quedaba por debajo de la rodilla. El grupo que le acompañaba estaba más cerca de la orilla y el agua justo les cubría los pies.
Mientras el cura leía los textos bíblicos pegó un respingo, levantó la pierna y golpeó con fuerza el agua como queriendo apartar algo de sus pies. Siguió leyendo como si nada hubiera sucedido y al poco rato el respingo se repitió. El cura volvió a pegar un saltito en el agua para quitarse de encima aquello que le rozaba los pies.
El resto del grupo miraban asombrados preguntándose que estaba produciendo semejante "baile de San Vito".
Al final del rito cuando una de las personas se acercó a coger agua del Jordán vio que se le acercaba y que le tocaba, un pez de gran tamaño, con boca grande, bigotes y cara de pocos amigos. Un siluro.
Los siluros (Silurus glanis) son peces de agua dulce de cabeza grande, ancha y aplanada, con seis barbillones bucales y con ojos diminutos.
Características de los siluros:
Esta especie es originaria del este de Europa y oeste de Asia.
En la península Ibérica, fue introducida en 1974 en el río Segre, después en el tramo bajo del río Ebro y en los embalses de Mequinenza y Riba-roja. También ha sido introducido en la cuenca del Tajo, en el río Ter, en los embalses de Sau y Susqueda y más recientemente, se ha citado por primera vez en el embalse de la Baells, cuenca del Llobregat.
Es un pez de gran tamaño, puede llegar a alcanzar hasta los 2,5 m de longitud y pesar hasta 100 kg.
El hábitat preferido por el siluro son las aguas con poca corriente, profundas y turbias. Es relativamente tolerante a la contaminación. Se ha observado en siluros ibéricos un intenso uso del litoral durante las horas diarias.
El siluro es un depredador voraz y agresivo en la fase adulta. Se alimenta sobre todo de peces y cangrejos, aunque se puede alimentar de ranas, roedores y aves acuáticas de forma ocasional. Su voracidad la muestra incluso con las personas, hay registros de ataques a pescadores.
En embalses con siluros, el número de anátidas es significativamente menor que en embalses sin esta especie, esto indica que los siluros las depredan o bien que las aves han aprendido a evitar las zonas donde se encuentran.
El siluro está considerado como especie exótica invasora. Produce alteraciones en los ecosistemas acuáticos y tiene un gran impacto sobre las especies autóctonas por su voracidad, especialmente sobre los peces.
Después de conocer las características de los siluros no me extraña nada la sorpresa y el susto que se llevó el sacerdote en el río Jordán. Cualquiera en su lugar habría salido corriendo del agua.
Curiosidad: vídeo de siluros cazando palomas en el Ebro
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