Al realizar mi balance anual, me resulto este documento para meditar. Saludos.
Fracaso Escolar: Yo fracaso, tu fracasa, el fracasa, nosotros fracasamos.
”Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos.”
Marcelo Bielsa. Charla: “Conducción, normas y principios”
Llega un nuevo fin de año y en todos los colegios se vive el drama del fracaso escolar, muchas veces asociado solo al desempeño del alumno, cuando en realidad el fracaso escolar es: Yo fracaso, tu fracasa, el fracasa, nosotros fracasamos.
No debe haber sido, entonces, una casualidad que el Gran Macelo Bielsa cuando era técnico de la Selección argentina, haya elegido el Colegio Sagrado Corazón, de Rosario, para brindar una de sus mejores charlas que hablaba justamente de la forma de asumir los fracasos:
"Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos; el fracaso es todo lo contrario, es formativo, nos vuelve sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Si bien competimos para ganar, y trabajo de lo que trabajo porque quiero ganar cuanto compito, si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando."
Pero el fracaso, en si mismo, no es garantía de crecimiento ni de experiencia si no está acompañado por un solido análisis de las causas que provocaron esta situación, de buscar los errores cometidos, tanto por acción como por omisión y trazar un plan de acción que nos posibilite ser mejores de aquí en adelante. Debemos comenzar primero por reconocer y asumir nuestros fracasos.
Por lo tanto, en lo profesional, asumo este año mi (amarga) sensación de fracaso, pero al contrario de lo que se pueda pensar, me gusta que así sea, no porque me agrade fracasar, sino por la oportunidad que la adversidad, implícita en el fracaso, nos da para crecer, meditar y madurar.
En mi lista personal, no dudo en poner en primer lugar, de mis fracasos, el no haber podido hacer más por evitar nuestro fracaso colectivo, en especial el de aquellos alumnos que (dejamos) quedan repitiendo. Siento que de haber estado más atento, hubiese influenciado para que cambiara la manera en que se percibía a ese alumno que requería mayores y mejores atenciones y que desde principio de año ya se hacía notar. Hubiese buscado nuevas estrategias y recursos para apoyarlos y acompañarlos. Siento que fracase en mantener la llama siempre encendida. Fracase en ser un buen conductor, en ser un agente de cambio, fracase en ser un modelo y un líder innovador ya que no logre encantar y motivar a otros profesores para que se sumaran al proyecto del Aula Virtual, que sin duda es una herramienta que va en beneficio del aprendizaje. Fracase en enseñar de una manera siempre nueva. Fracase en entregarme por entero a la labor de educar y de amar a quien conduzco.
En la medida que avanzo en la lista de mis fracasos me doy cuenta que predomina en cada uno de ellos la omisión, es decir, lo que deje de hacer o lo que hice y dándome por satisfecho, no fue suficiente para lograr el éxito. Tendemos a complacernos, a relajarnos, a engañarnos y nos volvemos peores con el agravante de justificarnos siempre, excluyéndonos de culpas o del listado de los responsables.
El ejercicio de la reflexión, desde el fracaso, nos permite dar una nueva mirada mas honesta, mas sincera, mas clara y serena para reconocer las pequeñas omisiones, que al avanzar se acumulan y generan efectos, muchas veces imperceptibles y que incapaces de dimensionar se nos hacen visible, cada fin de año,en el rostro del alumno que repite, y que con su tristeza, su frustración y rebeldía sólo nos informa que junto con ellos, FRACASAMOS.
Profesor Claudio Fernández
Santiago- Chile