La isla donde todo tiene explicación.
Aquí se alegan pruebas irrebatibles.
Sólo hay vías de acceso.
Los matojos ceden bajo el peso de las respuestas.
Crece aquí el árbol de la Hipótesis Válida
con sus desde siempre desenmarañadas ramas.
Junto al manantial de Así Son las Cosas
se eleva luminoso el árbol de la Comprensión.
Cuanto más te adentras en el bosque, más vasto se abre
el Valle de la Evidencia.
Si alguna duda subsiste, la disipa el viento.
El eco toma la palabra sin ser llamado
y solícito descifra los arcanos de los mundos.
A la derecha, una gruta donde yace el Significado.
A la izquierda, el lago de las Convicciones Profundas.
Del fondo emerge, ingrávida, a la superficie la Verdad.
La Seguridad Inquebrantable domina el valle.
Desde su cima se contempla la Esencia de las Cosas.
Pese a tanto deleite, la isla está siempre desierta
y las huellas de pasos que surcan la orilla
se dirigen sin excepción al mar.
Como si lo propio del lugar fuera partir
y para no volver sumergirse en la vorágine.
En la vida inconcebible.
(Trad. Jerzy Slawomirski y Ana María Moix)
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