Luego del boom de las TIC y del escaso rendimiento académico de las tecnologías emergentes en la sala de clase, muchos centros educativos han recogido velas y se están uniendo a los movimientos de “Herramientas perdidas”, “Escuelas desconectadas”, “Retorno al Batey”, “Entre maestros”… La Educación de Mínimos, consciente de que el contenido conceptual emerge del sujeto o apunta al sujeto, se compromete por el
contenido óntico (saber ser, saber convivir y querer hacer) en la sala de clase; esto es, por el autoconocimiento (
primer empoderamiento), por un aprendizaje para la vida y un contenido mínimo conceptual (retorno al Trivium: Gramática, Razonamiento lógico-matemático y Retórica).
La desconexión no debe ser resultado de política administrativa, sino producto de un tipo de contenido que exige tecnologías tradicionales, dinámicas psicosomáticas, experiencias y técnicas vivenciales, interacciones sólidas, más que tecnologías emergentes e interacciones líquidas y virtuales. Como el tiempo-espacio institucional no da para tanto, la Educación de Mínimos, aprovechándose del poder pedagógico de las nuevas tecnologías (segundo empoderamiento), apuesta por la conexión fuera de la escuela y tira a la arena de los tiempos-espacios ubicuos el contenido noético (saber, saber hacer y poder hacer); esto es, el contenido conceptual o declarativo (datos, hechos, conceptos y principios: SABER QUÉ) y el contenido procedimental (procedimientos, estrategias, técnicas, destrezas y métodos: SABER HACER).
Existen dos formas (estrategias) para tratar el contenido óntico:
- Del sujeto al objeto-contenido. El contenido emerge del sujeto. La prioridad del autoconocimiento en la sala de clase se basa en el viejo principio platónico traducido por Pestalozzi en “Los niños se desarrollan de adentro a fuera”.
- Del objeto-contenido al sujeto. Llegar al autoconocimiento a partir del contenido curricular. No se necesita "esperar a que se produzca ningún cambio en el sistema de enseñanza, los maestros pueden utilizar los temarios, sean cuales sean, como herramienta de autoconocimiento" (Veintitrés maestros, de corzón, de Carlos González)
"El maestro ha de ser como un ambientador en la clase, creando el clima adecuado para que sus alumnos puedan conocerse a sí mismos". Esta es la esencia de la película “
Entre maestros”
recién estrena , una experiencia educativa que propone una nueva mirada que tiene como eje el autoconocimiento. “Veintitrés maestros, de corazón – un salto cuántico en la enseñanza-“ plantea un modelo educativo que se basa en que el discente descubra su fuerza interior y se sienta el creador de su propia vida.
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