La educación a distancia era originalmenmte 100% asincrónica y atemporal. Con la llegada de nuevas tecnologías que acortan las distancias, se está volviendo a la sincronización y temporalización del aprendizaje en los cursos online. De nuevo se impone el retorno.
Es frecuente ver cómo se utiliza de forma sistemática el chat textual/audio/video y/o webconferencia como modalidad, no sólo para acortar distancias, sino también para proyectar el aula física en el aula virtual, para convertir en presencial la educación online. Nada más erróneo. La "temporalización" del aula virtual equivaldría a la desvirtualización de ésta y sería el final de la educación online y del e-Learning. Con el aula virtual nos ahorraríamos el viaje de ida y vuelta, el espacio; pero no lo de llegar a tiempo a la clase. La asistencia puntual al sonido de la campana o del timbre seguiría latente en el entorno de la enseñanza y el aprendizaje online.
La razón principal por la que nuestros estudiantes se involucran en la educación online y en el e-Learning, además de las distancias espaciales, es precisamente por la "atemporalidad" y "asincronicidad"; por el trabajo laboral/profesional sin interrupción, por la carencia de tiempo sincrónico para el aprendizaje presencial. Obligar a este estudiante peculiar asistir a una hora determinada a un chat, a una videoconferencia o webconferencia, sería como pedir al cirujano, en plena operación, que suelte los utensilios para participar en una conferencia magistral.
En una ocasión posteé en el foro de una red social profesional la siguiente discusión: "No sé qué es más ridículo, virtualizar el aula presencial, desvirtuándola, o convertir en presencial el aula virtual, licuándola". La discusión se mantiene en esta entrada por su coherencia.
Por otra parte, creo que no sea necesario evidenciar los esfuerzos que hace la mayoría de las administraciones educativas por conectar y virtualizar el aula física. Son de todos bien conocidos. La ridiculez viene por lo de asistir al aula física para llevar a cabo transacciones e interacciones virtuales, menoscabando y a veces desplazando las transacciones e interacciones psicosomáticas, tan necesarias en el proceso de aprendizaje.
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