La tecnología pensada como herramienta, igual que la coca, la marihuana, la caña y la piña carecen de la propieddad de justas e injustas, son amorales. Malévolos son los promotores y consumidores sin control de las sustancias adictivas generadas con plantas divinas y benévolas; inmorales son aquellos que, con camuflaje pedagógico, utilizan la tecnología para enriquecerse a costa de la benevolencia (¿inocencia?) de administradores, políticos y educadores.
En el municipio de Guayama se violaron varios principios del comercio justo, entre ellos la explotación de la educación infantil. Se paga la frilolera de más de $2.000.000 por el regalo de 10.000 tabletas Indipads, cuyo costo en el mercado libre oscila alrededor de $800.000 (entre $80 y $85.00 por tableta). La empresa LGS robó más de un millón de dólares. Los empresarios justifican esta ganancia por los programas y las aplicaciones que incluyeron en las tabletas.
- Es injusta regalar la entrada y cobrar el triple a la salida.
- Es injusto cobrar por algo que se obtiene en el mercado gratuitamente, como los software y apps de las tabletas.
- Es injusto mercadear un producto a un precio 3 veces mayor del establecido en el mercado.
- Es injusto despilfarrar el valor educativo de las tabletas. Se sabía de antemano que el propósito educativo del equipo era inaplicable e incumplible en la sala de clase (el magisterio no está en la onda de utilizar en la clase algo que distrae y entretiene) o fuera de la sala de clase (no hay estructura, ni voluntad, ni interés por parte del magisterio integrar en la enseñanza dicho equipo fuera de la escuela).
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