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La media verdad del rito de los herniados

La media verdad es que a María "La Pascuala" no le gustaba demasiado aquella tradición que cada mañana de San Juan protagonizaba junto a Juan "El Requeté", pero era una herencia familiar y ya su bisabuela había ayudado a sanar a docenas de herniados. Su padre sajaba por la mitad y de arriba a abajo tantos guindos como niños y niñas con hernia inguinal fuesen portados por sus padres desde cualquier lugar de la comarca a la pradera de la ermita en la noche de San Juan. Allí contemplaban las hogueras purificadoras en honor del nuevo solsticio y esperaban la aparición del sol que muchos juraban que salia "dando vueltas" por efecto que el calor ascendente de las llamas producia ópticamente o por la llama interna producto del alcohol que acompañaba la espera. La otra media verdad es que cuando el rito comenzaba, nada mas amanecer y los padres depositaban en sus brazos a cada niño o niña y ella procedía a entonar las frases mágicas mientras pasaba a la criatura entre las dos mitades del árbol, en su fuero interno se imaginaba entregando a su propio hijo al mozo al que siempre había querido. Siempre le hubiese gustado que alguno de aquellos retoños hubiese sido de ellos dos..." Tómalo Juan, Dámelo María, herniado te lo doy, sano te lo entrego". Cuando la comitiva avanzaba al siguiente árbol, Nicanor procedía a untar en barro los cortes, cerraba el guindo y lo vendaba con trapos. Si el guindo retoñaba y "metía" yemas nuevas, el herniado se curaba. En caso contrario se esperaba al año siguiente y se volvía a intentar. La verdad es que no se tienen datos de hasta cuántas veces tuvieron que volver algunos, ni se comentaba si volvían otros herniados cuyo árbol había sanado el año anterior.Lo cierto es que muchos se curaron por intervención divina o por conjuros exotéricos, pero sanaron. Es uno de esos misterios que se apoyan en "medias verdades".

Demasiadas cuestiones de la escuela se apoyan en medias verdades, pero se siguen repitiendo ciertas ceremonias cual ritos mágicos. Cada final de curso son muchos los guindos sajados y muchas las hernias por curar. Los Directores/as recopilamos las medias verdades de las memorias en las que analizamos las medias mentiras de los resultados de las pruebas de diagnóstico. La mitad del Profesorado asegura que la verdad es que sus alumnos/as no han mejorado y la otra mitad que las pruebas han empeorado o están mal hechas... ¡ Aprobamos tantas medias verdades sobre tantos planes y programas desarrollados a medias !

Los Directores/as certificaremos las medias verdades de los planes de Calidad, pues casi todo el mundo cobra por su participación, pero la media mentira es que no todo el mundo ha participado en la misma proporción en las variables de mejora. Los Directores/as acudimos "herniados" a pasar por el guindo en el que nos adjudican recursos, cupos, profesores/as. Ninguno vuelve al centro con la certeza de qué plantilla va a tener su centro, y todos sabemos que el árbol no sanará. Acudimos a pedir recursos y equipamientos que necesitamos verdaderamente y nos volvemos conformes con el no por delante, con la sensación de que pedimos por pedir... ¡Este guindo no retoñará nunca...! En prensa se nos cuenta una media mentira fundamentada en el aumento de los recursos personales y en la realidad nos tenemos que conformar con la otra mas que media verdad que se refleja en una disminución del profesorado y un aumento de las ratios. ¡Cómo pesa la verdad de la crisis que cualquier negativa es justificada!

Y todo seguirá rozando la media verdad o la media mentira mientras no se apoye sin medias tintas a los Directores/as. Los que legislan solo se fian a medias de sus Directores escolares, por eso se tarda tanto en aprobar normas prácticas y rotundamente válidas como las de gestionar las sustituciones, con dotaciones efectivas y no ramplonas, las de sancionar expedientes, de administrar el mantenimiento de los Centros con presupuestos suficientes, de pagarles con los complementos que merecen su trabajo y responsabilidad, es decir, verdaderamente la mitad de lo que son capaces de aceptar y proponer los sindicatos "de medio pelo" . En esas utópicas condiciones, aparecerían los que quisieran ser Directores "sin medias tintas", comprometidos y preparados.

Y por esa media confianza y media desconfianza de los que ordenan y planifican, seguimos cerrando los cursos con barro y los vendamos a ver si retoñan al siguiente, esperando que la purificadora noche de San Juan se lleve los malos espíritus de las escuelas, aunque sin saber porqué, seguimos mirando al sol en el amanecer, porque acabamos viéndolo salir dando vueltas y nos regocijamos en la espera de un mundo educativo mejor, porque nos gusta nuestro trabajo de enseñar y dirigir, aunque siempre haya un "medio jefe" que nos pregunte : "¿Tu te has caido de un guindo o qué?. Parece metira..." Y la verdad es que parece mentira que sigamos así, "herniados" y con unos cuantos duros menos para el braguero.

¡ Que viva el Solsticio de verano, preludio de las vacaciones!. Es la única verdad entera que nos queda por ahora y no sabemos por cuanto tiempo.