Manchego y el bálsamo

[Juan Carlos Rico Leonor]

Con el mes de abril, comienzo una nueva tarea ilusionante como Inspector de Educación en Sevilla. No puedo romper, ni quiero, el cordón umbilical que me ha unido durante 20 cursos a la Dirección escolar y por ello seguiré, hasta no se cuando, con este blog "Director de escuela".

 En agradecimiento a todos/as los compañeros/as que lo han animado, me han alentado a seguir con mis planes y se han alegrado de mis logros. 

    No se movía en toda la noche del escondite.Lloviese o nevase, aunque el cierzo se clavase como cuchillos, metía la cabeza entre las patas y se fijaba al lugar cual esfinge de sal. Solo la proximidad de cualquier extraño le hacía levantar la cabeza y avisar. Su aullido surcaba el valle si alguien merodeaba y cuando un ladrido grave y profundo retumbaba en una legua a la redonda, Paco el Molinero sabía que los sacos de trigo o harina del estraperlo que guardaba en cualquier cueva o enebro cubierto con ramas, corrian peligro. En dos ocasiones los sacos  desaparecieron, pero solo hubo que bajar a Turégano y preguntar al "matasanos", porque las secuelas de sus mordiscos a los "buscadores de lo ajeno" le sobrevivieron. Aprendió de cachorro... y solo hubo que cocerle dos gallinas viejas en sendas ocasiones y llevárselas a la guardia para que aprendiese a vigilar anclado al sitio.

    Manchego deambulaba por sus dominios como mariscal de campo, dando el visto bueno a cada movimiento de cualquier  ser vivo que habitase en la finca o que visitase el lugar. Controlaba y supervisaba la salida de la recua de burros cargada de harina o trigo y no hubó jamás mejor conserje que vigilase la entrada de cualquier extraño por la puerta del molino. Si alguien lo intentaba sin permiso, se le erizaba el pelo en aquel corpachón de mas de un metro de alzada, enseñaba los colmillos y el intruso se paralizaba hasta que acudía Paco. 

Pero cuando los chicos del molinero jugaban con él y se le subían a horcajadas como si fuese un caballo o lo usaban de flotador en la balsa, parecia estar hipnotizado y se convertía en el ser más dulce del mundo.

 Todo parecía tenerlo planificado y aprendido, todo lo controlaba, tanto, que cuando le atropelló aquel camión destartalado, gigante con motor nunca visto por aquellos lares, contra el que se lanzó cual quijote a los molinos, todo cambió. Fue morir Manchego, tras dos lustros de vida... y llegar tiempos de un descontrol insospechado al molino; las gallinas ponían en los sembrados, las ovejas no volvian a la re, los burros se colocaban mal en la fila de la recua, los extraños pululaban por los salones del molino a sus anchas y los chicos no tuvieron con quien "perrear". Vitoria, mujer práctica donde las hubiese, rememoró mil veces lo que echaba de menos a aquel mastín que hizo florecer malvas bajo la encina gorda.

Que razón había en las palabras de Michael Appel cuando decía que  " los profesores tienen que ser secretarios de sus prácticas". Sin planificación, no hay mejora de resultados y sin evaluación no hay probabilidad de mejora.  
.Ojalá hubiese un mejunje mágico que mantuviese viva la llama y la ilusión por la innovación en la escuela y se planificase, implementase y evaluase convenientemente. Cuando pienso en las dificultades por la que pasa la educación en España no puedo menos que evocar las aventuras de Dº. Quijote...¡Qué gran lucha contra gigantes...,!.
 
Al fin y al cabo yo me considero un caballero andante de la enseñanza. Sigo en busca de la proporción ideal, de una pócima maravillosa como aquel elixir que le refería Dº Quijote a Sancho, cuando lleno de magulladuras y después de la batalla contra los molinos, le explicaba la existencia de un bálsamo maravilloso. Le decía que con solo una o dos gotas se curaba cualquier herida, pues no en vano había servido para embalsamar a Jesucristo. Sumido en el dolor, le contaba como el Rey Balán, "el Sarraceno",  cuando volvió a  Al Andalus junto a su hijo Fierabrás, "el gigante de los brazos fieros", trajo aquella pócima, la guardó y atesoró como la reliquia más valiosa de las rescatadas en el saqueo de Roma.
"¿Y dice vuesa Merced que ese brevaje tiene fácil preparación? ", le preguntó Sancho, que sumido en su vulgaridad mundana, pensaba en el negocio fácil que supondría la venta de aquel brevaje. "Pues renuncio yo a toda Insula,  si me participa de tal secreto". Y así fue como al llegar a la posada, D. Quijote le mandó mezclar aceite, vino, sal y romero en sus justas proporciones y que las pusiese a hervir antes de tomar el bebedizo.
 
Entre el consciente y el subsconciente, me veo preparando la mezcla salvadora delante de una gran marmita, en presencia de cualquier maestro, director, Claustro o comunidad educativa. Me veo poniendo a cocer " en la coctelera de la colaboración " una dosis del caldo de las buenas prácticas, unas cuantas tareas rellenas de contextos y pensamientos, con el aceite de la reflexión, una pizca de sal de participación comunitaria, el vino embriagador de la ilusión por mejorar y el romero oloroso de la formación. Solo los efluvios que emanarán de la cocción llamarán a la mesa...
 
Imagino entre luces y sombras como les ofreceré uno a uno, " el jarabe del éxito escolar" en pequeños sorbos y como después del ritual que realizó D. Quijote antes de beber " el de los 80 padrenuestros y 80 avemarias, 80 salves y 80 credos", los Directores/as pondrán manos a la obra, llevando a sus Centros una tinaja hecha de autonomía en la que experimentarán las recetas de la mejora que aplicar en las aulas, con las que programar las mejores unidades integradas, los mejores criterios horarios, de planificación, de convivencia, las mejores fórmulas de liderazgo y de progresión en los rendimientos escolares.Y si aquello funciona, ni Carlomagno y su Paladín conseguirán robarles ya su jarabe mágico.
 
Y también verán como algunos y algunas compañeros/as, que habían acudido a los olores de aquel cocimiento mágico, lo tomarán con desgana, como simple hierba medicinal. Para muchos docentes la innovación es solo un antiestamínico que palía  síntomas, a los que el cambio y la renovación les parece una mas de las mil dietas estacionales de moda. ¡ Larga y dura enfermedad la alergia al cambio...!.
 
 Me veo aliviado en mi pesadilla cuando recuerdo las arcadas, los sudores y vómitos de D.Quijote tras beber el "bálsamo de Fierabrás " y cómo después de la purga le rindió el sopor del cansancio y el dolor de las heridas y quedó profundamente dormido. Y como al amanecer y por efecto del bebedizo,  se encontró recuperado y dispuesto para otras mil aventuras. Sin embargo no me olvido de Sancho, que se descompuso tras tomar el bebedizo, se le revolvieron las tripas, y aquella pócima le hizo el mismo efecto que el más potente de los laxantes. No pudo abandonar las caballerizas en toda la noche.
 
A la mañana siguiente Dº. Quijote le tranquilizó. " No te preocupes Sancho,  tu eres un pobre escudero, y el bálsamo solo cura a los Caballeros Andantes".
 
Se que lucharé a veces contra molinos, que tendré retos que aparecerán como gigantes...Tomaré la bendita mezcla de vino, aceite, sal y romerocuando me entre la "flojera". Nadie dijo que  evaluar, asesorar y supervisar sean tareas fáciles, al igual nadie aseguró que todos sirvan para batallar en primera línea o para trasladar alegria y esfuerzo a las aulas.Pero estoy tranquilo sabiendo la receta del bálsamo de Fierabrás; solo se trata de probar proporciones en los ingredientes. Sin duda es ilusionante ser alquimista en la escuela de estos tiempos...y he pensado en mi primer consejo para el compañero/a "no te olvides de poner en las aulas unos gramos de ilusión, reflexión y creatividad y unas ramitas de esperanza y utopía, pues sin ellas no se adquiere el título de Caballero Andante...". Espero aprender tan deprisa como Manchego, el perro de mi abuelo Paco.

PD.: Adaptación de mi colaboración con el portal web del Ministerio (IFIIE  y mi blog sobre el Proyecto COMBAS).