¡ Que venga Muller !

[Juan Carlos Rico Leonor]

Con sus más de dos metros y su
cabellera rubia era un hombre que impresionaba a primera vista. En los
pueblos de las faldas de Guadarrama, las mujeres sentían los mismos
impulsos que el de las serranas que ya describió el Arcipreste de Hita
cuando recorrió esas tierras y los hombres...los hombres simplemente le
temian. Circulaba más de una leyenda sobre los poderes de los puños del
alemán. No solia pronunciar su nombre pues en su torpe castellano era
difícil descifrar. Unos le repetían ¿ Miler ?, otros entendían Miuler y
otros Maler. Así que cual recepcionista de hotel o gerente medio de
empresa se colocaba un cartelito en el pecho con su nombre de pila y
todo el mundo terminó por llamarlo tal como se leia en castellano,
Muller. Se encargó de la concentración parcelaria de una extensa
comarca de la provincia segoviana en los años 70. Eran tiempos de
desconfianza ante la transición y ordenar el minifundismo de regadío y
de cereal era más difícil y variopinto que poner de acuerdo a los
sindicatos de la enseñanza en la actualidad. Su procedimiento era
práctico, claro y rápido. Citaba a cada propietario a la sacristía del
cura del pueblo y en presencia de representante con tan alto mando
espiritual les hacía elegir entre las tierras heredadas del padre y las
de la madre como centro de la concentración para sus propiedades. Si
dudaban, un puñetazo en la mesa mientras el cura hacía ademán de
bendecir, era antesala de una decisión inmediata y sin remilgos.

Había aprendido el bigardo alemán que en Hispania todo se situa a uno de los dos extremos, sin términos medios. O es bueno o es malo, o eres de un partido o de otro, o de
arriba o de abajo, o de una hermandad o de otra, o "de carne o de
pescado". O vas al cielo o al infierno...Y tal polarización no era del
agrado de un genuino representante de la raza aria.

Encontrar un punto intermedio, un lugar de encuentro, un consenso mínimo, un Pacto en la Educación en este Pais es, en estos momentos, no solo difícil, sino imposible. Porque
previamente habría que hacer una "concentración parcelaria" en las
Consejerías de Educación de las 17 autonomías; porque antes de plantear
más de 100 medidas para el pacto, quizás fuese más efectivo y menos
efectista llegar a media docena de "principios comunes": 1. Como debe
ser la formación inicial del profesorado pues se ha perdido una ocasión
preciosa de haber reformado los grados y los master de primaria y
secundaria. Los Profesores/as futuros saldrán capados de las
facultades, didácticamente hablando. 2. El acceso a la carrera docente,
con un concurso oposición en el que los méritos sean valorados
convenientemente. 3.- Una dirección escolar formada y profesional,
autónoma y con un perfil de administrador-gestor. 4. Una estructura
organizativa y funcional en los Centros públicos que permita un
desarrollo de proyectos educativos contextualizados. 5. La
participación de la municipalidad como resorte para crear escuelas de
ciudadanía, democráticas.6. Delimitación de las Competencias Docentes y
regulación de un sistema de movilidad del profesorado moderno y no
esclavo de líneas sindicales pueriles y cainitas.

Todo lo demás será "yo te doy un caramelo y tu me limpias la boca...". Gimeno Sacristan dijo hace poco que no puede salir nada bueno de un pacto con una lista tan numerosa de
medidas a pactar. Lo mismo aseguró de los intentos por regular cosas
que ya lo están y que funcionan. Si echamos una hojeada al nuevo ROC en
Andalucía, aún en borrador, veremos que el 80% de las normas ya están
reguladas y no suponen cambios sustanciales. Del otro 20 ya se están
encargando algunos sindicatos. Lo que parecía un conjunto de mejoras en
la Dirección escolar, a través de operativizar las medidas
disciplinarias que ya existian, del control de las sustituciones, que
no se atreven aún a delimitar, de la capacidad de elegir a los jefes de
departamento en secundaria, verdaderos cementerios de elefantes,
llámense morideros de catedráticos de instituto, se está quedando en
nada, se está convirtiendo en "agua de borrajas" y no precisamente por
culpa de la Administración educativa, sino por una acción sindical
descerebrada y descabezada en sus objetivos prioritarios.

Y si miramos hacia dentro, ejercicio que hacemos con abulia o simplemente ignoramos y dando por sentado la existencia en cada Centro de formidables profesionales, de
profesores/as innovadores, investigadores y comprometidos con su
profesión, a la mesa de negociación y a los Centros educativos mandaba
yo a Muller para que de un puñetazo abriese la puerta de un purgatorio
como el que describe Alice Sebold en su libro "Desde mi cielo" , en el
que crea un limbo para los que han dejado este mundo. Desde él pueden
ver a los mortales en su rutina de vida. No pueden actuar sobre sus
actos porque están por encima del bien y del mal. Así parecen estar
algunos otros/as Profesores/as de Secundaria cuando les hablas de
Competencias Básicas. Ese si es un verdadero mal de nuestro sistema
educativo: miles de docentes que deambulan por los IES, como por el
limbo, en un continuo tránsito hacia no se sabe dónde. Han perdido de
tal manera el contacto, si es que algún día lo tuvieron, con la
realidad mundana de la educación, del educar, que se han convertido en
cuerpos traslúcidos incapaces de reconocerse a si mismos como
enseñantes. Si algún San Pedro les pregunta por sus buenos actos
docentes le echarán la culpa a la administración por habérselos
extraviado. Como mínimo se merecerían una "concentración horaria".