¿CÓMO ME APROVECHO DE LO QUE LEO?

[javier saez]

Para mí lo esencial es esto: ¿Cómo me aprovecho de lo que leo?

Y esta cuestión tiene para mí dos vertientes. Primero me interesa profundizar en cómo leo, en qué actitud mía ha de ser o es la adecuada para leer. (Supongo que coincidimos en que leer no es sólo un entrenamiento de los músculos oculares. No es el slalon de la vista, línea a línea.) ¿He de leer con un lápiz en la mano, es mejor un bolígrafo y papel al lado para anotar, qué ritmo de lecctura he de seguir, está permitido releer, puedo abandonar lo que leo sin más, ...
Y, en segundo lugar, me interesa también asegurarme que después de leer hay algo más. ¿Qué hago con lo que he leído? Me lo guardo dentro mientras dure, lo resumo en un blog, se lo cuento a los amigos, lo traduzco, lo represento, lo relaciono con otros textos anteriores, ...

[Conchita López]

La mejor forma de leer para mí es debajo de un árbol con la cabeza a la sombra y los pies al sol. Normalmente sin ningún otro utensilio. ¡¿Releer? Muchas veces, párrafos sueltos o libros enteros, da igual que me esté permitido o no.
Abandono sin remordimiento alguno lo que no me gusta, me faltará tiempo para leer lo que me apasione.
Desde luego que hay algo después de leer; una vida, para mí más ancha, donde encajarán cosas que antes no encajaban y otras quedarán desencajadas para siempre. Pocas veces comento lo que leo, soy pudorosa con eso. Pero todo es susceptible de cambio; aquí me tenéis hablando del tema en internet.
Es mi primer comentario en el grupo, me ha gustado compartir.
Hasta otra.

[Patricia García Gancedo]

Me sumo a lo que dice, Conchita.
En mi caso, mi sitio de lectura preferido no existe, porque desde el primer momento en que un libro consigue que me evada, ya no hay sitio preciso para leerlo mejor o peor, todos serán igual de propicios.
Las preguntas de Javier Saez merecen respuestas amplias, y diversas -supongo-... Es una pena que la magia del libro abierto no les llegue tanto a nuestros alumnos como a nosotros.
Un saludo.

[Carlos Heras Hergueta]

Me gusta pensar que la lectura es todavía un ámbito donde resulta posible ejercer eso tan abstracto que llamamos "libertad". Dejando a un lado los libros que tenemos que frecuentar por exigencias del trabajo, nuestra vida de lectores nos ofrece un gozoso abanico de posibilidades: la larga inmersión en los universos novelescos, la intensidad deslumbrante del relato, la seducción musical del verso, la lentitud reflexiva del ensayo... Hay, creo, un libro para cada ocasión, para cada lugar, para cada estado de ánimo... Y pienso que nosotros, como lectores vocacionales y "omnívoros", no tendríamos por qué renunciar a ninguna de estas posibilidades, porque es eso lo que hace que, a fin de cuentas, la oposición entre leer y vivir sea tan sólo aparente.
Del mismo modo, me parece que todas las formas de leer que mencionas (lineal, fragmentaria, análitica) son lícitas en la medida en que se adecuen a nuestras expectativas como lectores. No reconozco ninguna autoridad en esta materia más que mi propia intución: anoto en ocasiones aquello que considero digno de recuerdo, pero también permito que la memoria y el olvido desarrollen su sabio metabolismo. Más que en el provecho obtenido de cada libro, prefiero potenciar lo que el propio acto de la lectura pueda depararme como experiencia única, irreductible, en la que convergen en igual medida el conocimiento y el placer.

[miguel barrera]

yo creo que la magia del libro también les puede llegar. Igual les llega a menos alumnos o les llega más tarde, cuando cumplan unos años más....
Otra cosa interesante son sus gustos:creo que no a nos gustan los mismos libros, pero es muy interesante pararse a ver qué leen y que nos cuenten qué les gusta y que lo argumenten...
Otra diferencia está en nuestra forma de leer. Me parecen que están acostumbrados a lecturas más rápidas, superficiales y fragmentarias. Creo que todo esto es resutlado de sus hábitos de lectura, muchas veces relacionados en pantalla.

[miguel barrera]

A mi me gusta leer con un cuadernito al lado para apuntar citas, frases, reflexiones...
Abandonar lecturas a medias me parece muy saludable: no hay mayor condena (y aquí deberíamos tenerlo en cuenta para nuestros alumnos) que forzarte a terminar un libro y me da lo mismo que sea un clásico de los que 'hay que leer' que el último best seller de moda, es terrible.
Y después de la lectura, pues creo que es genial compartirlo prestarle/recomendarle el libro a la gente y que ellos te recomienden lecturas, cuando estamos secos de ideas. Para mi, el debate sobre un libro es sin duda como una segunda lectura, muy enriquecedora también que abre nuevas posibilidades....

Saludos!!

[Patricia Martin]

Leer y disfrutar de ello, es en el lugar más cómodo, descalza, pelo suelto...remarcando una y otra vez aquello que me conmovió, o me movilizó, impactó, me dio placer...; pero si he querido formar parte de esta red social es porque considero que ya no sólo debo guardar eso que asimilé para mí, quiero compartirlo. Tal vez no descalza y con un jugo de naranja a mano...pero compartirlo para enriquecerme más aún.

[María José Díaz Sordo]

Yo leo en muchos sitios, pero cuando más disfruto la lectura es echada en la cama, con los piés y el estómago bien tapados para no notar el frío de quedarme varias horas quieta parada. Cuando leo aprendo y disfruto y no me ocupo de más. A no ser que lea algo que merezca una reflexión posterior. Entonces marco la página y lo dejo para mejor momento, para el de la reflexión.Y sigo leyendo...Y por supuesto que lo comparto y pongo a disposición de otros el libro para que lo disfruten también. Como madre he intentado que mis hijos también disfrutasen del placer de la lectura y he puesto en sus manos libros desde poquito después de nacer... Pero es ahora, en su adolescencia, cuando por fín han descubierto lo que yo les decía, que leer es una pasión. Y uno de ellos me ha dicho: "Mamá, leer este libro es más guay que jugar a la play". Era uno de los de Laura Gallego, que descubrió a través de su profe de Lengua de 1º de la ESO. Desde entonces no para de leer y ya ningún libro, por gordo que sea, le da miedo.