Me gustaría proponer un debate sobre quién y cómo debería valorar la calidad de los materiales TIC elaborados por el profesorado, dónde podría estar el filtro equivalente a las editoriales que publican libros y artículos.
Muchas cosas ya se han ido diciendo en los otros hilos, pero para agrupar un poco...

1- Primera pregunta: ¿debería existir este "filtro"?
2- Segunda pregunta: ¿qué criterios habría que tener en cuenta?
Por ejemplo, imaginad un profesor que haya elaborado una página muy útil
pero que contenga imágenes que no respetan los derechos de autor, o con contenidos poco apropiados (aishhh, ¿cómo valorar éso?)
3- Tercera pregunta: ¿quién debería validar? Aquí hay diversas opciones:
- Comisiones en los departamentos TIC correspondientes de las administraciones educativas que pongan una especie de "sello de calidad". ¿Sería un buen modelo? ¿Qué pasaría cuando un profesor o profesora no se sintiera conforme con la no asignación de ese sello a su material?
- Directamente las comisiones baremadoras de los diferentes concursos y demás, que para eso están. Pero en este caso deberían disponer de unos criterios, elaborados también por los departamentos TIC de la administración educativa, para andar orientados y homogeneizar valoraciones, ¿no?

Y relacionado con esto: ¿qué criterios? ¿número de visitas y enlaces? ¿criterios más cualitativos? Y, además, adaptados al tipo de material (no es lo mismo un blog que un JClic o una página estática, o un wiki,...)
Por otra parte, los espacios que se construyen con la participación del alumnado, wikis, blogs,... bajo la coordinación de un profesor o un equipo, ¿contarían como publicación?

En fin, un montón de preguntas, ya véis :-)

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Respuestas a esta discusión

No estoy de acuerdo Ana con esos dos bandos que presentas.
Cualquiera de los que estamos aquí, queremos revolucionar el sistema. Entre otras cosas por eso estamos aquí, en esta red, intentándolo, debatiendo, pasando horas delante del ordenador porque nos da la gana, sin pedir nada a cambio por este debate u otros.
Sinceramente no creo que haya tanta distancia entre los diferentes puntos de vista.
Je, je, de eso nada, de inmovilismo futuro, quiero decir :-)

Se trata de que la propuesta se haga con el ánimo de ser dinámica y revisable. Si sólo vamos a cambiar de escalón no vale ni la pena, pero ya que estamos podemos aprovechar para ir calando el mensaje de que en tiempos de cambio es necesario tener criterios claros pero a la vez eso, dinámicos y revisables.

Es que si no se acaban perpetuando y desfigurando mensajes. Por ejemplo, el ISBN. Hablando con una experta en el tema, me comentó que en España el ISBN es obligatorio (mientras que en otros países europeos es voluntario) porque Franco consideró que era una buena manera de controlar lo que se publicaba. Así que cada vez que en un concurso nos piden el ISBN de aquellos materiales que según el Decreto 2984/1972 deben poseerlo, en realidad se están haciendo eco de una norma que se hizo con intención de censurar o como mínimo controlar. Resulta chocante ¿no?
Ana, creo que te equivocas. Todos los que estamos aquí estamos porque creemos que es necesario un cambio, si no no estaríamos. El grupo 1 que tú comentas creo que no anda por aquí.

Mira, hace un para de meses, viendo cómo dedicaba un montón de horas extras en el insti para sacar adelante ciertos proyectos, una compañera me comentó con sonrisa de lado "no te van a pagar más por echar más horas". Vamos, que me estaba llamando estúpida porque ella cobra lo mismo que yo haciendo las horas justas (o más, ya que tiene más sexenios), y tiene más puntos que yo por hacer cursillos de esos en los que asistes a conferencias para echar la siesta. Dudo mucho que personas como Irene o Toni se les ocurriera nunca hacer un comentario del estilo.

Hay una cosa que debería cambiar, y es la valoración del trabajo docente (en el que se incluyen las TIC, por supuesto, pero me gusta tratarlo globalmente, y tú también lo has nombrado así). En este debate tenemos distintos puntos de vista sobre la forma de abordarlo, pero eso no significa que unos sean funcionarios conformistas con el sistema, ni los otros revolucionarios utópicos.

Sin embargo, si la imagen de la campaña es esa, creo que es una llamada de atención sobre la que deberíamos reflexionar.
Lo de los cambios para el curso 08-09 lo veo difícil, Irene.
Están pasando cosas sorprendentes... Pequeñas y confusas, pero sorprendentes... ;-)

Por ejemplo, en el último concurso de cátedras de Cataluña (origen por otra parte de todo este debate) no se reconocían los méritos TIC pero sí la innovación asociada a la participación en proyectos europeos, por ejemplo eTwinning, siempre y cuando el proyecto coordinado por la persona hubiese obtenido el sello de calidad. ¿Y eso, por qué?

Quizá si se hubiese hecho una propuesta coherente para valorar ciertos materiales, o si se hubiesen dado orientaciones para gestionar depósitos legales, ISBN y demás (muchos materiales de la red ya los podrían tener!) se habrían tenido en cuenta otras cosas.

Pues eso, que es el momento de ponerse las pilas y dar un poco de coherencia y sentido a todo esto.
Pues no sabía lo del ISBN. Ya no me gustaba nada la idea de poner un ISBN a las publicaciones de la red, y ahora menos.
Un enchufado que participó en uno de esos proyectos y consiguió que se valorara. Se me ocurre, vamos.
Hola María,

Las actividades de formación organizadas por asociaciones e instituciones ajenas a la administración educativa deben ser valoradas y homologadas por ésta. Esto ya está ocurriendo en Cataluña. Fue un ruego que duró años, pero que se debatió en foros y listas de distribución y que finalmente cuajó.

Es una prueba de que las Administraciones (algunas) no son inamovibles, no están encasilladas. Es un ejemplo que invita a ser optimistas y a pensar en que los debates que reclaman cambios no son infructuosos.

Era sólo una apostilla.

María L, yo también tengo una voz interior (mi propio diablillo) que me recuerda que no todas las Administraciones siguen las mismas políticas educativas y que cada una hace de su capa un sayo.
Me anima Antonio Solano a que intervenga en esta discusión, y lo hago con gusto, entre otras razones porque puedo aportar algunas ideas procedentes de mi propia experiencia como presidente de un tribunal de oposiciones y como miembro de una comisión baremadora que se ha pasado casi setenta horas de la primavera de 2008 revisando con lupa un montón de expedientes.

1. Desde el punto de vista de un funcionario (que es lo que somos la gran mayoría en este foro), sólo tiene sentido discutir sobre aquello que interesa a las administraciones educativas. Los discursos sobre modelos educativos y pedagógicos, o sobre los valores inherentes a la web 2.0 y a la evolución de la Red están muy bien para ventilar las alcobas del intelecto, pero se agotan en sí mismos si no redundan en decisiones prácticas que sean operativas y tengan cobertura legal.

2. Cualquier sistema de valoración de los materiales TIC que interese a las administraciones públicas debe tener ciertos requisitos: demostración fehaciente e incontrovertible de autoría, visibilidad o permanencia en la Red, calidad, interés educativo, didáctico o pedagógico, usabilidad por parte de los docentes y/o los alumnos y, por supuesto, sujeción a un baremo de méritos previamente definido.

3. El primer elemento es esencial. Como ya he escrito en algún otro lado, si no hay autoría demostrable (de una, de dos, de cinco personas) no hay méritos objetivables que se puedan anotar. Ahora mismo, la autoría es un concepto discutible, y no tanto por la existencia de modelos pedagógicos de construcción social del conocimiento, sino por las enormes posibilidades que brinda la tecnología para las actuaciones picarescas, la simulación, el aprovechamiento ilegítimo del trabajo ajeno, etc. Antes o después tendrá que crearse alguna agencia, pública o privada, de acreditación de autoría para trabajos digitales y en la Red.

4. Aspectos como la visibilidad en la Red, la calidad, el interés educativo, la usabilidad y otros deben ser valorados por quien corresponde, esto es, por docentes en ejercicio de la docencia y en el desarrollo de procedimientos administrativos regulados por ley. Dicho en otros términos, que es inevitable ir a parar a las tan denostadas comisiones de baremación de toda la vida, pero facultadas normativamente para valorar lo que ahora no pueden valorar, lo cual obliga a cambiar la regulación actual. En estas comisiones debe haber expertos capaces de valorar los méritos de los materiales aportados por los aspirantes, pero que no sean expertos tan solipsistas en lo suyo que no sepan distinguir un certificado de una universidad del de una sociedad gastronómica, pongo por caso. Expertos haylos en todas las áreas, y habrá que buscarlos, con el mismo grado de confianza o escepticismo que para cualquier otro proceso administrativo. No sé por qué tenemos que desconfiar sistemáticamente de las administraciones educativas y de sus prolongaciones ocasionales (comisiones baremadoras, tribunales de oposiciones, tribunales de Selectividad), pues están formadas por los mismos compañeros y compañeras a los que todos los días saludamos por los pasillos

5. Los baremos de méritos tienen que moverse en una zona inevitablemente ambigua, pues han de poder abarcar una casi infinita variedad de experiencias educativas, desde lo más ínfimo a lo más sublime. Si se acepta que un artículo de dos páginas en una revista local (con ISBN o ISSN) valga 0,05 puntos, mientras que a un sesudo libro se concede 1 punto (y es justo, creo yo, que haya variedad de valoraciones para las distintas aportaciones en soporte de papel), también hay que admitir que puedan ser valoradas muchas y muy diversas experiencias de expresión digital y en la Red, desde las más tradicionales o escasamente elaboradas a las tecnológica o didácticamente más avanzadas. No soy en absoluto partidario de un modelo pedagógicamente militante, que obligue al docente a ceñirse a los intereses y convicciones del iluminado de turno.

6. Las administraciones educativas tienen que reunirse entre ellas, y con los sindicatos y los juristas, y producir conjuntamente un modelo de valoración, siquiera orientativo, que permita estimar los méritos de los materiales digitales publicados en la Red. Tenemos que ser conscientes de que este modelo tendrá lagunas, será probablemente injusto con ciertas experiencias y realizaciones, no descubrirá ningún Mediterráneo y nacerá ya con un buen retraso a sus espaldas, pero por algo se empieza.

7. Por nuestra parte, los docentes tenemos que ejercer una legítima presión sobre las administraciones educativas y los sindicatos, y hacerlos sensibles a la problemática que se debate en este foro. Hay que hacer informes en nuestros ámbitos de actuación, llevarlos a los Claustros, presentarlos a la Inspección, difundirlos entre los representantes sindicales, etc. No quiero molestar a nadie con mi pregunta, ¿pero cuántos de entre nosotros hemos hecho algo de esto?

8. Cualquier sistema de valoración de los materiales TIC que resulte de nuestras iniciativas (toquemos madera) ha de ser equilibrado y respetuoso con otras categorías de méritos, si queremos que tenga alguna posibilidad de prosperar. A no ser que haya un cambio radical del modelo actual de provisión de puestos docentes, tendremos que aceptar que no sólo los materiales TIC son meritorios, sino también otras categorías: estudios, titulaciones, publicaciones en papel, antigüedad, formación permanente, etc. No creo que un buen docente se defina sólo por su excelencia en uno de estos ámbitos, sino por una sabia y ponderada conjugación de todos ellos (y conste que me olvido voluntariamente de las categorías "invisibles", que nadie valora nunca, y que son fundamentales en la formación de los profesores, sobre todo los de ciertas especialidades; por utilizar una idea predilecta de Antonio Solano, en ningún concurso de traslados o proceso de acreditación de méritos se diferencia entre el profesor que lee mucho y ve muchas películas y el que nunca abre otra cosa que no sea el libro de texto).
Siento disentir. No coincido con eso de "Pienso que en el fondo no hay tanta discordia, pues todo el mundo desea que se valore su trabajo".

Muchos andan por ahí haciendo cosas simplemente por que les apetece o porque creen que con ellas podrían ayudar a mejorar la enseñanza de los alumnos. Luego, lo dan a conocer para que alguien intente aprovecharse de la experiencia, sin importarle si se lo valoran mejor o peor. De hecho, la nueva filosofía en internet es más esa. Así, el tema de la valoración o el reconocimiento es sólo un simple aderezo que, de producirse, sólo ocupa un lugar muy secundario y, en muchos casos, ni se le da importancia.
A ver si os gusta este borrador:

Valoración méritos
Apartado 5. Competencia digital del profesorado.

5.1. Voluntad.
5.1.1. Por cada hora dedicada fuera de horario escolar a conocer las TIC (...puntos)
5.1.2. Por cada paseo con la familia abandonado por tener que colgar una actividad en el blog de aula (...puntos).
5.1.3. Por cada hora tirada a la basura en experimentos con aplicaciones pasajeras que no conducen a nada (...puntos) También se computan aquellas horas de tutoriales abstrusos y powerpoints basura.

5.2 Humillación pública
5.2.1. Por cada cara rara que ha soportado el interesado cada vez que exigía equipamiento TIC en su centro (...puntos).
5.2.2. Por cada risita tonta de sus compañeros cuando se ha quejado de la mala conexión o del mal funcionamiento de los equipos (...puntos)
5.2.3. Por tener que justificar una y otra vez la incorporación de la competencia digital a la docencia como si fuese un marciano y no un cumplidor de la ley vigente (...puntos)

5.3. Satisfacciones personales (como su propio nombre indica, los ítems incluidos en este subapartado no tienen valoración numérica y sólo se harán constar a título honorífico)
5.3.1. Aprender.
5.3.2. Compartir.
5.3.3. Crecer.
5.3.4. Enseñar.
5.3.5. Divertirse.
5.3.6. Sentirse siempre joven.
5.3.7. Pensar que las cosas pueden cambiar (...puntos de descuento, por utópico)


Os aseguro que también a mí me gusta más éste que el otro. Lamentablemente, soy profesor de lengua y sé que este borrador incumple las normas exigidas para este tipo de textos. De hecho, si lo viese en una convocatoria oficial, pensaría que es el momento de dedicarme a la cría de chinchillas.
Me gustaría que todos los que están participando en el debate y aportando ideas, tuviesen en cuenta esta exigencia textual y que pusiesen por escrito sus propuestas, tal y como les gustaría que apareciesen en la próxima convocatoria de cátedras, traslados, oposiciones, inspección educativa, etc.
Y agradezco las palabras de Eduardo Larequi que ha explicado con mucho mayor rigor lo que yo quería decir.
¡Cuántas intervenciones en unas horas! Aquí dejo la mía.

En primer lugar, no quiero perder de vista el texto inicial de este grupo, en el que se plantea cómo valorar los materials TIC. Entiendo que el punto de partida presupone que sí deben valorarse. La pregunta es cómo.

Irene dixit: Me gustaría proponer un debate sobre quién y cómo debería valorar la calidad de los materiales TIC elaborados por el profesorado.

¿Trabajamos de cara al futuro o de cara al pasado? Hay que trabajar con visión de futuro, pero no olvidemos que este debate surge de unas circunstancias presentes que interesa dejar en el pasado, a saber, que el esfuerzo de muchos docentes por incorporar las TIC y proveer la Red de materiales no tiene que ser en vano. Y no lo es, pues beneficia a los destinatarios, nuestros alumnos u otros docentes. Pero, si un curso da puntos, ¿por qué no deben darlo también las publicaciones en la Red?

Algunos de vosotros cuestionáis el sistema. Creo que todos lo hacemos, pero, a veces, se nos olvida, que somos parte del mismo. Ser funcionarios nos hace parte del engranaje de la Administración. Hablar del sistema de manera excéntrica (en el sentido que da la Geometría: Geom. Que está fuera del centro) no resuelve nada. Creo que nuestra posición es privilegiada, podemos cambiar las cosas porque somos parte de ellas.

Propia disciplina.
A este respecto, las convocatorias que conozco utilizan una denominación más genérica que me parece aceptable.

"Por publicaciones (o materiales) relacionadas con especialidades docentes o con la organización escolar se otorgará un máximo de…”

Parece sensato que, además de los materiales educativos, se tengan en cuenta, por ejemplo, aquellos que tienen que ver con la gestión administrativa de centros… Yo conozco un profesor que ha ideado un sistema de gestión de las programaciones de su centro que es una maravilla. Ha dedicado miles de horas y además ha facilitado un histórico de programaciones de aula que es un referente para los profesores que llegan nuevos al centro. Una maravilla. Creo que trabajos así deberían tener también su reconocimiento.

Tipos de materiales y expertos educativos.
Estoy con Pedro en que las Asociaciones con experiencia en trabajos TIC pueden formar parte de las comisiones de baremo o bien homologación. Tratándose de materiales TIC, quizá son los que más conocimiento y, por lo tanto, criterio pueden tener.
El problema es qué puntos se tienen en cuenta para baremarlos. Ahí es donde creo que deberíamos ceder la palabra a los expertos, en representación de las Asociaciones (verbi gratia: Espiral, DIM, WebQuest.cat…).

Se me ocurre un redactado provisional para baremarlos.
Por materiales publicados en soportes especiales, como vídeos, CD-Rom o páginas web homologados por … (nombre de la Dirección o Subdirección administrativa correspondiente) se otorgará… puntos.

La competencia TIC debe ser un requisito de acceso a la función pública. Sobre este punto me voy a mostrar radical. Sí, sí y sí. Cada año veo cómo llegan profesores nuevos a los centros que problemas tienen para usar un procesador de textos.
Y me atrevería a más: debería ser un requisito para la permanencia en el ejercicio de la docencia. ¿Qué sentido tiene implantar un nuevo currículum si un porcentaje elevadísimo de docentes no está en condiciones de llevarlo a la práctica? Es un sinsentido consentido por la Administración (la frase es voluntaria).

En esta línea, la UNESCO proporciona algunas pautas. Este artículo debería ser un referente.

http://www.eduteka.org/pdfdir/UNESCOEstandaresDocentes.pdf

En este punto del debate, me parece que lo más que podemos hacer es marcar un protocolo de actuación, es decir, establecer qué pasos debería seguir la Administración para conseguir el propósito que nos mueve:

1. Sugerir a las asociaciones con reconocido prestigio en el ámbito de las TIC (Espiral, DIM, AEIC...) que planteen a la Administración la necesidad de incluir las publicaciones y experiencias TIC en la baremación de los concursos de traslados, oposiciones... (espíritu que recoge el logotipo de la campaña).

2. Solicitar a las Asociaciones que se organicen y trabajen conjuntamente en la redacción de un documento con los aspectos baremables.

3. Abrir una negociación entre las asociaciones y las Administraciones educativas sobre el documento de partida y consensuar los criterios de baremación.

4. Negociar la composición de los tribunales de baremación. (No me parece lógico que en los tribunales de oposiciones o de cátedras se dé que todos sus miembros no sepan ni siquiera qué es una webquest o un marcador social, por ejemplo).

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